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¿Necesitamos visión alternativa para nuestro Café?

Por: Pablo Contreras Rodríguez

martes 13 de marzo | Artículos

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Por: Pablo Contreras Rodríguez

 

En anteriores ocasiones, he comentado los retos que enfrenta la Cafeticultura Nacional desde mí particular punto de vista. Lo primero que revisé fue la situación de los cafeticultores; una verdadera desfortuna porque los cafetales son viejos, están en abandono y los conocedores de cómo cultivar el café han muerto o se han retirado sin transmitir gran parte del conocimiento generado anteriormente.

 

La falta de planeación en el campo es evidente y muestran la cicatriz de políticas viejas y anquilosadas sobre las cuales se sustenta una cafeticultura moderna con los vicios que sabemos la hacen improductiva con estudios y/o datos confusos y poco concluyentes. Primeramente se me ocurre que para poder competir con una fórmula exitosa, la visión debe ser producir la mayor calidad posible a un costo  reducido; esto se dice fácil pero es complejo de realizar, más no imposible.

 

El campo del cafeticultor mexicano requiere que cada vez se inviertan menos recursos del exterior, para lo cual debe lograrse que en el mismo cafetal se generen gran parte de los insumos y precursores de comida de los cafetos, esto permite destinar mayores recursos en mano de obra para la recolección. A manera de  ser más exigente, esto se traduce en mejor calidad y precios más competitivos.

 

Quizá una mala analogía con lo que hacemos en el cafetal, es que suministramos fertilizantes en fórmulas y cantidades precisas que, como nutriólogo que soy, se asemejan la nutrición intravenosa; funciona sí, pero por más compleja que esta sea, nunca será mejor que un individuo que lleva una dieta balanceada y puede alimentarse por sí mismo.

 

¿Acaso no será mejor idea mejorar nuestros suelos, disponiendo de los nutrimentos que necesitan las plantas para que ellas mismas los tomen y transformen para crecer y formar semillas?

 

Analizar suelos, suplementar minerales con rocas pulverizadas en las cantidades necesarias para evitar intoxicar el suelo, acondicionar pH y cultivar variedades de plantas que contribuyan con su descomposición al aporte de nitrógeno y otros compuestos orgánicos necesarios para el desarrollo de la vida y crear ecosistemas más saludables que ayuden a un mejor aprovechamiento de lo que necesita el café, sin salinizar el suelo.

 

Planear la densidad de cafetos, producción, etc., con base a la maximización de rendimientos más que de la producción.

Bajar costos de combate de malezas y arvenses con plantas que fijen nitrógeno y acondicionen el suelo para un mejor aprovechamiento del café.

Manejar árboles de sombra para controlar el exceso de deshidratación, insolación, lixiviación y enfermedades fungosas y que provean material de descomposición orgánica.

 

Desarrollar maquinaria y procesos adecuados a nuestra realidad, por ejemplo, fabricar terrazas y maquinaria para cosechar y podar, que se adapten a las dimensiones de estos espacios, maquinaria de chapeo, picado de material vegetal que permita ser semienterrado para facilitar una descomposición controlada, lo que minimiza las pérdidas por volatilidad y reteniendo humedad en los cafetales.

 

Sabemos que una mejor nutrición, un manejo sanitario preventivo y una edad joven de los cafetos permiten el cultivo rentable de variedades con calidad reconocida; la experiencia tanto en Centro y Sudamérica lo comprueban.

 

Sabemos que un manejo eficiente del cafetal reduce las pérdidas producidas al beneficiar con todos los costos granos enfermos o mal desarrollados y mejora la calidad en taza, junto con procesos de beneficio bien acondicionados, que bajan los costos de producción al maximizar el uso eficiente de insumos. Después de mucho platicar alternativas y poner números, creo que la operación de producir café de calidad podría ser rentable al cuarto año aún pagando intereses por el 100 por ciento del capital para trabajar el campo, siempre y cuando la venta de café sea a los precios razonables de las cafeterías que desean una buena calidad y que pagan actualmente, lo que aporta estabilidad y crecimiento para consumidores frecuentes de café fino y que permiten el consumo diario por parte de la población.

 

Las principales barreras son culturales, de entendimiento y de aplicación correcta de la tecnología. El dinero llega donde la oportunidad de rentabilidad aumenta; si aún dudamos que se puede, entonces será necesario viajar a otros países productores para darse cuenta que, a pesar de los inconvenientes regionales, se mantienen en el negocio y pueden ser rentables en él.

 

colaborador
Revista Roast
Revista técnica bimestral dedicada al éxito y crecimiento de la industria de cafés especiales.

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Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente las opiniones ni las políticas de Revista Roast.